La falda se remangaba en la cadera, con cintura en forma de V y espalda larga y plana, sin miriñaque, con mangas rectas y ceñidas. Incluía un corsé con ballenas y una pieza para el estómago (pièce d’estomac), que proporcionaban una forma del tronco como cono invertido. En España, la llegada de los Borbones favoreció la adopción de la moda francesa en la corte, si bien muchos nobles se resistieron al cambio; a los que adoptaron los usos franceses se les llamaba «petimetres» o «currutacos».
