En el arte textil se denota la influencia irania, especialmente saris y chales de Cachemira con adornos florales. Fue un intento de crear una moda nacional alejada de los dictámenes de la moda francesa. Eduardo recomendó a sus amistades usar un solo traje de día -el tweed de caza- y el de etiqueta para la noche. En los años 1950 se llevaron las líneas suaves y ondulantes, así como nuevas prendas que destacaban por su funcionalidad, como los vestidos camiseros, las faldas plisadas y los twin-set, unos conjuntos de chaqueta cárdigan y jersey a ras de cuello.