Hacia finales de la dinastía Zhou se adoptaron los pantalones, por influencia de las tribus de las estepas de Asia Central. Durante la República, la confección la solían hacer las mujeres o esclavos, en el ámbito doméstico, pero en época imperial el oficio se profesionalizó y llevar prendas de elaboración propia se consideraba vulgar. Una variante, la toga candida, era totalmente de color blanco y la empleaban los políticos que se presentaban a algún cargo, de donde deriva el término «candidato».