La moda se globalizó y dejó de ser una seña de identidad nacional, al menos en los países occidentales, donde la rapidez de las comunicaciones ayudó a la difusión de los nuevos diseños por todo el mundo. Las mujeres llevaban un corpiño de cintura estrecha y dos faldas, interior y exterior, de forma cónica gracias al verdugado. El siglo XX fue el de la moda por antonomasia, la era de los diseñadores, en la que la alta costura llegó a su cénit al tiempo que la moda se hacía más asequible a todos los estamentos sociales.