La sensualidad de su estilo se vio reforzada por sus campañas publicitarias realizadas por la fotógrafa Ellen von Unwerth, así como por su colaboración con la cantante Madonna. En este terreno incursionaron marcas como Burberry, Chloé o Céline, o diseñadores como Stella McCartney, Isabel Marant, Victoria Beckham o Phoebe Philo. En los 1980 surgió una nueva imagen para la mujer trabajadora, una mujer de éxito que entraba en las directivas de las grandes empresas, basada en un prototipo de amazona glamurosa que emanaba tanto poder como cierta sexualidad implícita, lo que se plasmaba en vestidos de holgadas hombreras, peplo ensanchado en las caderas, minifalda, medias opacas negras y tacones de aguja, sudadera entrenamiento real madrid así como complementos como los pañuelos de Hermès y la bandolera dorada de Karl Lagerfeld.
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