Hacia mediados de siglo se denotó la influencia francesa, aunque reinterpretada de forma más sobria: se sustituyó el jubón por una levita con faldones y el pantalón se hizo más ancho y adornado con lazos, cintas y encajes. En México, se puso de moda entre las mujeres el vestido de china poblana, inspirado en el sari indio, compuesto por una camisa blanca, una falda llamada castor, trabajada con lentejuelas y camarones que formaban dibujos geométricos y florales, unos porabajos blancos, una banda para la cintura y un rebozo, una prenda parecida al chal.